domingo, 18 de diciembre de 2011

Recuerdos

Como tantas veces había hecho de niño, sacó el cajón del armario ropero, lo colocó sobre la cama y se sentó a mirar las fotografías. Ella aparecía en casi todas con el pelo largo, ondulado. En una lo tenía a él en brazos, le acariciaba la carita y lo contemplaba, sonriendo. Pasó la yema del índice por la foto, la besó y se secó los ojos con el dorso de la mano. Luego guardó el cajón, se lavó la cara, se acomodó en el sillón donde ella solía sentarse y telefoneó a su hermano: «Acabo de llegar, ¿a qué tanatorio la habéis llevado?».

©Manuel Navarro Seva
Madrid, octubre de 2011