martes, 30 de abril de 2013

Los autores indies


AUTORES INDIES, UN FENÓMENO FORJADO EN EL SÓTANO DE FACEBOOK


La situación económica actual y la apertura de nuevas vías de edición, como la que ofrece el portal electrónico Amazon a los escritores, ha desencadenado un aluvión de autores que, viendo vetada su opción a la publicación tradicional, han aprovechado las nuevas tecnologías para darse a conocer.

En la actualidad, los autores independientes todavía resultan invisibles a los ojos de los medios de comunicación tradicionales; por este motivo las redes sociales se han convertido en el principal vehículo de difusión de sus obras y en un nexo de unión entre lectores y autores independientes. A tenor de la nueva situación que se está dando en el sector editorial en los últimos años, la best-seller Blanca Miosi, quien se ha mantenido de manera sostenida un año en las primeras posiciones de Amazon.com, ha agrupado desde enero de 2013 a un centenar de escritores independientes iberoamericanos que han logrado mantenerse durante meses en los puestos de honor del TOP-100. Así nació el movimiento autores indies.

Pero ¿quiénes son los autores indies y qué hacen?
La riqueza de este colectivo reside en su heterogeneidad. Son escritores de diversas nacionalidades: española, colombiana, argentina, venezolana, chilena, peruana, mejicana, etc. Algunos residen en sus propios países y otros se han desplazado a Estados Unidos, Australia o Reino Unido. Una globalización inevitable y necesaria para los autores indies. Esta agrupación independiente se enriquece con la diversidad cultural y profesional de sus autores ya que entre sus componentes se encuentran profesionales de la medicina, comunicación, docencia y del sector empresarial entre otros.
En un sótano de Facebook se produce la alquimia: suman los conocimientos adquiridos en las diferentes especialidades y sectores para obtener mejores réditos a nivel colectivo y a nivel individual. Los autores indies  aúnan esfuerzos y trabajo para lograr su objetivo: darse a conocer promocionándose, desarrollando mecanismos de difusión, elaborando booktrailers, corrigiendo textos, perfeccionando portadas y maquetando sus libros, ya sea en formato digital o en papel (estos últimos mediante la filial de Amazon, Createspace, que a su vez da cobertura mundial a sus ventas aprovechando la red del coloso americano, o a través de editoriales al uso).
El éxito de los autores indies no ha pasado desapercibido a las editoriales; saltándose su método tradicional de selección, han decidido probar nuevas alternativas y fichar a los principales super-ventas digitales de Amazon. Sin embargo, los cambios que está sufriendo el sector hacen que en la actualidad haya algunos escritores que rechacen ofertas editoriales y prefieran gestionar su obra de manera independiente.

¿Qué logros han obtenido hasta ahora?
Teniendo en cuenta sus pocos meses de vida, han conseguido difusión mediática permanente en programas como El rincón literario de Freddy Piedrahita (un programa radiofónico que se emite para la población latina de San Francisco, USA y que puede seguirse en el mundo entero a través de la transmisión web), Desayuno Digital (portal venezolano), que publica semanalmente los videos de sus entrevistas, Hoy caricatura (Semanario mexicano), El rincón del Autor Indie, (entrevistas radiofónicas semanales en una emisora mallorquina) o salir en un portal tan visitado como es Demonios de Formentera con más de 37.000 seguidores. Cuenta, además, con la fuerza de un centenar de blogs aliados que ayudan a la difusión de su proyecto, aglutinando una creciente cantidad de seguidores a su actividad permanente a través de las redes sociales.

Para conocernos mejor, visiten nuestra web 

lunes, 22 de abril de 2013

SOBRE LA SANGRE DERRAMADA

Amigos:

Dejo más abajo tres de los comentarios que han dejado los lectores en Amazon:

De Alma Pellerito en Amazon.com:
"Rusia se nos aparece real, uno imagina el pavimento mojado por la nieve derretida... charcos de agua reflejando el cielo gris, hombres y mujeres escondiendo boca y nariz en bufandas, cuellos altos de pesados abrigos. Es la Rusia de siempre: camaradas soviéticos y problemas cotidianos envueltos en el frio, que el autor generosamente imprime para compartir con sus lectores. Lo explica en palabras, pocas y directas pero que lo abarcan todo. Es tan brillante como observador, que sin quererlo se convierte en observado.
Para quienes buscan libros por el simple placer de leer sin entrar en juicios o dramas, Sobre la sangre derramada es el correcto".

De Esther González en Amazon.es:
"Tuve el gusto de ser uno de los primeros lectores de este volumen de cuentos, al recibirlo para una lectura de revisión. La revisión fue escasísima y el disfrute de estos cuatro cuentos muy grande. Historias que atrapan, dan qué pensar y dejan esa especial sensación de haber atisbado, por una rendija, los gozos y las sombras de nos, los humanos. Historias narradas con una prosa fluida, elegante, que hace de la lectura un verdadero placer".

De zoquete en Amazon.es:
"¿O la vocación escritora de un ruso?
No me queda claro si el autor Boris persigue una vocación más como escritor o como ruso, quizás como escritor ruso. En cualquier caso esta su segunda antología se me antoja un sentido homenaje a los grandes autores de San Petersburgo.
Hagan la prueba, cada mención a tal ciudad, a su avenida Nevsky, al uso de nombres característicos rusos, a crímenes y deslealtades, inevitablemente nos trae ecos de Dostoevski, que es citado abriendo los relatos desde su célebre “Crimen y Castigo”, pero también de los cuentos de Chéjov o Gógol, cuando no de Tolstoi, evidentemente desde su imperecedera “Anna Karenina”.
“Sobre la sangre derramada” es, por lo tanto, una invitación para recordar a grandes de la literatura desde la contemporaneidad de un autor del ahora, dispuesto a enfrentarse y refrescar esos dilemas eternos de la vida, fuente de inspiración de tantos escritores históricos, con un vocabulario y escenarios más próximos a la época actual".

El libro está disponible en este enlace de Amazon o en Casa del Libro




El leísmo, el laísmo y el loísmo, artículo publicado en Prosofagia 17


El leísmo, el laísmo
y el loísmo

Por Boris Rudeiko






Si uno vive, pongamos, en Madrid, no debe extrañarse si oye en el autobús, en el supermercado, en la cola del cine, en la retransmisión de un partido de fútbol, etc., expresiones como la pegó, la dijo, le vio u otras similares en las que se usan de manera incorrecta los pronombres personales átonos.
En las páginas que siguen intento explicar, aun cuando no me parece tarea sencilla, con la ayuda del dpd (Diccionario Panhispánico de Dudas) y de la Gramática de la Lengua Española, cómo han de usarse los citados pronombres.


Los pronombres personales átonos

A diferencia de los pronombres personales tónicos (yo, tú, él, ella, nosotros, vosotros…), que pueden funcionar como sujeto ( sabrás), como atributo (Los culpables son ellos) o como término de preposición (Mi hermano vendrá con nosotros), los pronombres personales átonos (me, nos, te, os, lo, los, la, las, le, les, se) son aquellos que funcionan como complemento verbal no preposicional (Ya te lo he dicho) o como formante de los verbos pronominales (Ahora me arrepiento). Precisamente por su carácter átono, se pronuncian necesariamente ligados al verbo, con el que forman una unidad acentual. Estos pronombres carentes de independencia fónica se denominan, en general, «clíticos»: cuando anteceden al verbo (me encanta; lo dijo; se fue) se llaman «proclíticos»; cuando siguen al verbo (ayúdame, díselo, vete) se llaman «enclíticos».
Con cierta frecuencia nos encontramos con un uso inadecuado de los pronombres personales átonos de tercera persona (lo, los, la, las, le y les). Existen diferentes normas que producen en muchos hablantes confusiones de género y número gramatical de la palabra a la que se refieren y de la función sintáctica que desempeñan los citados pronombres. Esto da lugar a los fenómenos conocidos con los términos de leísmo, laísmo y loísmo.
La norma primitiva, o uso etimológico, les asigna los valores y funciones que se indican en el siguiente cuadro:







singular
plural
Tercera persona
complemento directo
masculino
lo (también le cuando es referente a un hombre)1
los
femenino
la
las
neutro
lo

complemento indirecto
le (o se ante otro pronombre átono)
les (o se ante otro pronombre átono)



1 [Dada la gran extensión en el uso de los hablantes cultos de ciertas zonas de España de la forma le cuando el referente es un hombre, se admite, únicamente para el masculino singular, el uso de le en función de complemento directo de persona: ¿Has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque.]


Es el uso más extendido en el dominio del español: predomina en Asturias,
Aragón, Andalucía, Canarias y América (salvo en parte de Ecuador, en Paraguay y en la Guayana venezolana). La Real Academia Española lo recomienda en el uso culto.

Dicho de manera sencilla, el empleo de esta norma sería así:

Cuando el pronombre desempeña la función de complemento directo, deben usarse las formas lo, los para el masculino (singular y plural, respectivamente) y la, las para el femenino (singular y plural, respectivamente). Veamos algunos ejemplos:

¿Has visto a Juan? Sí, lo vi ayer.
¿Has visto a Juan y a los niños? Sí, los he visto en el parque.
Compré la medicina y se la di sin que nadie me viera.
¿Has recogido a las niñas? Sí, las recogí antes de ir al taller.

Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), cualquiera que sea el género de la palabra a la que se refiere. Ejemplos:

Le pedí disculpas a mi madre.
Le dije a su hermana que viniera.
Les di un regalo a los niños.



Definiciones y usos

Leísmo. Se denomina leísmo al uso de las formas de complemento indirecto le, les en lugar de las de complemento directo lo, los (para el masculino o neutro) y la, las (para el femenino), como en le mataron, les contrataron.
Laísmo. Consiste en utilizar las formas femeninas de complemento directo la, las en lugar de las de complemento indirecto le, les, como en la dije que esperara.
Loísmo. Es el uso de las formas masculinas de complemento directo lo, los en lugar de las de complemento indirecto le, les, como en los dije que me esperaran.

Los tres fenómenos afectan a la forma de los pronombres, pero no a la función sintáctica que desempeñan en la oración.

Existen tres tipos de leísmo:

Leísmo de persona masculino. Uso del pronombre le con sustantivos masculinos de persona, como: A Luis le castigaron en el colegio. Es el más frecuente y no se considera incorrecto por la Academia, como ya se ha dicho.
Leísmo de persona femenino. Uso del pronombre le con sustantivos femeninos de persona, como: A Julia le castigaron en el colegio. Está menos extendido, carece de prestigio y se considera incorrecto.
Leísmo de cosa. Uso del pronombre le con sustantivos de cosa, como: Te devuelvo el abrelatas porque ya no le necesito. Se  considera incorrecto tanto en singular, más frecuente, como en plural.

Una variante de los dos primeros tipos es el llamado leísmo de cortesía que consiste en limitar el leísmo a los usos en que le, les concuerda con las formas usted, ustedes, como en Le saludo atentamente. Esta forma de leísmo está aceptada y se ha constatado en hablantes que no practican otras formas de leísmo. He aquí algunos usos correctos (de uso frecuente en Hispanoamérica) que suelen sustituirse en ­España por el «leísmo de cortesía»:

Lo/La felicito por su triunfo en el partido. (Es correcto también el uso de le.)
Los/Las informamos de que sus revistas han llegado. (Es correcto el uso de les.)

De todas formas, la valoración del leísmo está en función de las alternancias entre dativo (complemento indirecto) y acusativo (complemento directo). Unos hablantes construyen ciertos verbos (ayudar, creer, escuchar, obedecer, pero no solo estos) con complemento directo, mientras que otros lo hacen con complemento ­indirecto. Los primeros consideran leístas expresiones como ayudarles o creerles, que resultan naturales para los segundos. Por ejemplo, en la mayor parte de los países americanos se construye creer con complemento indirecto de persona (creer a ­María, o creerle), pero con complemento directo de cosa (creer una historia, o creerla).

Los verbos llamados «de influencia», aquellos que expresan acciones que tienen como objeto influir en una persona para que realice una determinada acción, como animar, autorizar, convencer, forzar, incitar, obligar, etc., se construyen con un complemento directo y uno preposicional (lo obligaron a asistir a clase). Muestran también la alternancia dativo-acusativo, sobre todo con pronombres en masculino. Originariamente, estos verbos se construían con dativo en latín, y en español se ­conservó esta función. En algunas zonas, la construcción con le original pasó a lo/la con el tiempo, por lo que ahora conviven las dos formas. La construcción con le suele darse en el norte de la Península Ibérica; y con lo/la, en el sur de España y en América. Según algunos gramáticos, no se trata de un caso de leísmo y, por ello, hablan de un leísmo aparente.
Los verbos llamados «de afección psíquica», aquellos que designan procesos que afectan al ánimo o producen acciones o reacciones emotivas, como afectar, asustar, asombrar, impresionar, divertir, molestar, ofender, etc., admiten la alternancia en el uso de los pronombres de complemento directo lo, los, la, las, y de los de complemento indirecto le, les, dependiendo básicamente de si el sujeto es o no agente activo de la acción y del grado de voluntariedad que tiene o se le atribuye con respecto a la acción designada por el verbo: si el sujeto es animado, es decir, persona, animal o ser considerado viviente, y se concibe como agente de la acción, el complemento verbal suele considerarse directo (A mi madre la asombro cuando como mucho), si el sujeto es inanimado, o sea, carece de vida animal, el complemento se considera indirecto (A mi madre le asombra mi apetito).
También se percibe la alternancia dativo-acusativo con los verbos atender y ­telefonear.

 El laísmo puede ser, como el leísmo, de persona (La dije la verdad) o de cosa (No te puedes poner esta camisa porque tengo que pegarla un botón). El segundo tipo es algo menos frecuente que el primero. Alcanzó cierta difusión en los siglos xvii y xviii, incluso entre escritores notables. En la actualidad pervive en ciertas regiones de España (parte de Castilla, Cantabria y Madrid). Se recomienda evitar ambos tipos.
El laísmo es especialmente frecuente con los verbos que pueden construirse bien con un complemento indirecto de persona, bien con este complemento indirecto más un complemento directo de cosa, como en Ábrele a Ana, Ábrele la puerta a Ana; A mi mujer le robaron, A mi mujer le robaron la cartera. El cruce de estas estructuras puede producir secuencias con laísmo: Ábrela a Ana; A mi mujer la robaron, si bien en algunas áreas este uso de robar se considera transitivo.

 En cuanto al loísmo, es un fenómeno paralelo al laísmo, de modo que puede ser de persona (No lo dieron tiempo a reaccionar) o de cosa (El asunto es como es y no hay que darlo más vueltas). En la actualidad se registra especialmente en España, en ciertas zonas de Castilla. Aunque se atestiguan usos loístas en escritores clásicos de prestigio, el loísmo no penetró en la lengua literaria, a diferencia de lo que ocurrió con el leísmo y, en menor medida, con el laísmo. Está fuertemente desprestigiado, por lo que se recomienda evitarlo en todos los niveles de la lengua.



Algunas reglas básicas

Como hemos visto, existen casos excepcionales dentro de la norma, ciertas ambigüedades y una enorme variedad en los usos efectivos en las distintas zonas hispanohablantes. De modo que es normal que a veces nos asalten las dudas. En ese caso, es útil recurrir a las reglas básicas tradicionales que aprendimos en la escuela para determinar en una oración cuál es el complemento directo y cuál el indirecto. Una de ellas consiste en preguntarle al verbo ¿qué? (para el directo) y ¿quién? o ¿a quién? (para el indirecto). Pero no siempre obtendremos una respuesta satisfactoria así que tendremos que convertir la oración activa en pasiva y comprobar si el complemento directo se ha convertido en sujeto paciente, que recibe o padece la acción del verbo.

Otras fórmulas sencillas a tener en cuenta podrían ser las siguientes:

Cuando nos referimos a la persona se emplea lo o la, pero si nos referimos a una parte de su cuerpo o a algo que posee, se emplea le. Esta fórmula es aplicable en los verbos: ver, tocar, limpiar, coger, agarrar, fotografiar, dar… Como en: Lo vi cuando salió de su casa; Le vi el traje cuando salió de su casa.

Cuando las acciones se hacen sobre una persona se emplea lo o la, si se hacen sobre algo que afecta o beneficia a una persona, se emplea le. Esta fórmula es aplicable en los siguientes verbos: dejar, dar, traer, comprar, aplaudir, enviar, colocar, esperar, curar, alabar, pintar, preparar, desear, alcanzar, consultar, conocer, citar, entender, perdonar, contagiar… Como en: La besó; Le dio un beso; Lo trajo en el coche; Le trajo la maleta en el coche.
Y, en todo caso, si con esas reglas o fórmulas no hubiéramos conseguido resolver la ambigüedad, podemos consultar el dpd.
Veamos un ejemplo sobre el uso del verbo pegar. En las retransmisiones deportivas, como dije en la introducción a este artículo, suele ser frecuente oír la ­expresión La pegó. Nunca estuve muy seguro de si esto era un laísmo hasta que fui al dpd, introduje la palabra pegar y encontré la respuesta a mis dudas:

pegar(se). 1. Cuando significa ‘dar [un golpe o una serie de ellos] a alguien’, es transitivo; además del complemento directo, lleva un complemento indirecto de persona: «Se volvió el ex boxeador hacia Charo y le pegó dos bofetadas que la tiraron al suelo» (Vqz. Montalbán, Soledad [Esp. 1977]). A menudo se omite el complemento directo, por quedar implícito o sobrentendido; en ese caso, el complemento de persona, en la lengua culta de la mayor parte del ámbito hispánico, sigue considerándose indirecto: «No es caso insólito que a un santo cualquiera sus devotos le peguen y lo castiguen hasta que acceda al milagro que se le pide» (Ortiz, Música [Cuba 1975]). No obstante, en estos casos, es normal que los hablantes de ciertas zonas de España interpreten el complemento de persona como directo: «Nos dijo que su padre la pegaba» (El País@[Esp.] 9.7.94); este uso, influido además por el régimen del verbo sinónimo golpear, que rige complemento directo de persona, solo se da en zonas laístas, por lo que se desaconseja en el habla culta. Lo mismo cabe decir si lo que recibe el golpe es una cosa: «Creo que le pego bien a la pelota» (Clarín [Arg.] 16.1.79).
2. Con el sentido de ‘pelear a golpes’, se usa en forma pronominal y lleva un complemento precedido de con: «Los inspectores se pegaron con él para quitarle la bomba» (Abc [Esp.] 17.2.87).

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referencias bibliográficas

Diccionario panhispánico de dudas (dpd) 1.a edición, octubre de 2005.

Manual de la Nueva gramática de la lengua española, Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa Libros, Madrid, 2010.

Gramática de la Lengua Española, Emilio Alarcos Llorach. Espasa Libros, Madrid, 1999.

«Leísmo», Wikilengua.

«Complemento directo», Wikipedia.

sábado, 13 de abril de 2013

Prosofagia, revista literaria. Número 17, marzo 2013


En Prosofagia, para celebrar los cuatro años de publicación, vamos a imprimir el número 17, gracias al patrocinio de José María Lafuente y Ediciones La Bahía. 
Los lectores disponen como siempre de los habituales formatos electrónicos con descarga gratuita desde nuestra web.
Aquellos que deseen recibir un ejemplar en papel, sin coste alguno, deben enviarnos una solicitud y su dirección postal al correo electrónico prosofagia@prosofagia.com. En breve estaremos en disposición de atenderles.    

Índice de Contenidos

«Dossier La Tribu 11» (Esther)

Secciones

SEA BUEN ALBAÑIL: «De sintagmas, oraciones y otras yerbas» (Elisabet),
«La coma, ese infierno tan temido II» (Esther), «Las comillas y el punto» (pepsi),
«Los diálogos en narrativa» (Gothian),
«El leísmo, el laísmo y el loísmo» (Boris Rudeiko)
HUMOR GRÁFICO: «Las viñetas de Nelo» (Nelo)
GRAGEAS LITERARIAS:  (Elisabet, Esther, pepsi, Plásido, zoquete)
LITERATURA Y TECNOLOGÍA DIGITAL: «Gadgets Anti-Literarios: La Nube de Palabras» (zoquete)
SOBRE LA LITERATURA: «La preparación de una conferencia» (Guillermo Martínez),
«Leyendo a Barthes: Análisis del relato III» (Elisabet)
ENTREVISTAS Y ARTÍCULOS: «Entrevista a Juan Eslava Galán» (Elisabet), «Entrevista a Laura Gallego» (Elisabet), «Entrevista a Pepe Martínez de Sousa» (Boris Rudeiko),
«Leer es vivir muchas vidas» (Margarita Holzwarth), 
«La lectura tiene una historia» (Plásido), «Se admiten adultos» (Rosa Gil),
«Cómo engañar a un lector editorial» (Xavier Carrascosa),
«Por qué escribir ciencia-ficción» (Elisabet), «En casa de Fernando Arrabal» (Melusina)
CRÓNICA: «Crónicas mínimas» (Mariano Mandil, Randal)

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POESÍAS Y CUENTOS:

 JULIO MARURI: 
«Estar aquí» y «La canción que va más allá»,

«POEMA ÍNTIMO EN DEFENSA DEL CONTACTO VISUAL» (Delia Aguiar),
«Geometría corpórea» (Edwin E. Figueroa-Acevedo),
«Desamparo» (Azucena Izquierdo),
«AY NIÑA» (Dolors Arró),
«Galería nocturna» (Rui Caverta),
«La Habana en celo» (Janet Guerra),
«La noche antes» (Vanessa Navarro Reverte, Madelyne Blue),
«RÉQUIEM POR UNA CIGARRA. CIEN AÑOS» (Edgardo Benítez),

«La niña en la oscuridad» (Daniel A. Franco),
«Unos pantalones vaqueros» (Pablo Martínez, Depressiv),
«El bedel» (Beatriz Alonso Aranzábal),
«A que te futuro» (Antonio Romero Montilla, Harvey),
«Serjilla» (Xavier Carrascosa),
«El buen amo» (zoquete),
«El mirador del cielo» (Ángel Vela Rodríguez),
«Soledad» (Jesús García Lorenzo, clarinete),
«Llora, viejo» (Natalia Rubio Losada, Natts),
«Acá, nada» (María Belén Ziade),
«Extraterrestres» (Boris Rudeiko),
«Deshielo» (Esther),
«El momento» (Javier G, Valverde),

CUENTOS SELECCIONADOS DE LA ESCOLA D'ESCRIPTURA DEL ATENEU BARCELONÉS:
«Especies de luz» (Mónica Sánchez),
«Habrá que sincronizar el tiempo» (Dolors Cruells Burón)
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Fotografías:  
José Luis Jaime Cortés, José Manuel Solana,
 Daniel Seller Suárez, Plácido Fernández (Plásido), 
Mayca Cruz Pedraza (Mycure11), Sergio José Martínez (Valls),
Cesare Croci (CesareOne), Manel Llopart Roviro, pepsi

Viñeta (HUMOR GRÁFICO): Nelo

  

jueves, 11 de abril de 2013

Las arrugas del tiempo


*Sinopsis: El 13 de septiembre de 1923 tiene lugar el golpe de estado al gobierno liberal de García Prieto por el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera. Un día después nace Carmen Decano García, cuya vida estará marcada por la política hasta el día de su muerte.
Comenzando por una infancia sumida en la pobreza, la miseria y las desgracias derivadas de una guerra civil que duró más de la cuenta y cuyas consecuencias se sintieron en todos los ámbitos: social, político y económico, y terminando por una vida adulta marcada por los injustos preceptos de una época que evitarán por todos los medios su felicidad con el amor de su vida; pasando por los celos insanos de un hermano que hará del resto de su vida un infierno.
“Las arrugas del tiempo” es una novela de ficción histórica basada en hechos reales vividos por diferentes familias de la España en blanco y negro pero narrada a través de personajes completamente ficticios.
*Sobre la autora: Purificación Estarli Pérez, nace en Granada en 1971. Es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Granada. Actualmente es colaboradora en el periódico digital Ogíjares Actualidad. Autora de "El secreto de Las Margaritas", novela de ficción contemporánea que ha estado más de 9 meses entre las más vendidas de Amazon; de "Las arrugas del tiempo", novela de ficción histórica; y de "Miguelito y las gafas mágicas", un cuento infantil educativo para niños entre 6 y 10 años.
Punto de venta: en este enlace 
*Esta información procede de Amazon. 

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La novela consta de tres partes: la primera, de 1923 a 1936, ambientada en Guájar Faragüit, relata la infancia de Carmen, la protagonista principal; la segunda, desde 1936 hasta 1944, en Armilla, sobre su adolescencia; y la última, de 1944 a 1991, en Alemania y Palma de Mallorca, sobre su madurez.

Ambientada en la España del siglo XX, contiene la suficiente información histórica, bien dosificada por la autora, que, con pinceladas precisas, certeras y rigurosas, nos sitúa en la España de un periodo con más sombras que luces.

En este escenario la autora nos cuenta, en tercera persona —excepto el principio y el final, narrados en primera persona por Elvira, una de las hijas de Carmen—, la historia de Carmen Decano García y su familia.

Se trata de una historia sobre el amor y el odio. También sobre la envidia, el rencor, los celos…, y sobre la muerte.

El amor que Carmen y José se profesan se verá frustrado por malos entendidos, errores y por la intervención egoísta y malvada de Encarnación, la madre de Carmen, que culpa a su hija de la muerte en el frente de Rafael, hermano mayor de Carmen.
El odio que Rafael siente por Carmen desde que esta nació, a causa de la envidia y los celos. El odio entre personas de distinta ideología política como el que conduce a Elena, la Pastora, a vengarse de sus oponentes políticos y a denunciarlos, lo que obligará a la familia Decano García a huir con lo puesto de la probable muerte a manos de los milicianos, y a refugiarse en Armilla, en la casa de la tía Carmen, hermana de Encarnación. El odio, en fin, entre las dos Españas que provoca una guerra civil, que no debemos olvidar por mucho que hayamos oído y leído sobre ella. Habla también de la muerte como consecuencia de esa guerra entre hermanos y de sus secuelas: miseria, enfermedad, escasez y hambre.

Es una novela dirigida a todos los públicos, en especial, a aquellos jóvenes que, por su edad, no conozcan nuestra historia de ese periodo en blanco y negro y, en general, para todos los que buscan entretenimiento en la lectura y desean vivir otras vidas, como las de los personajes con sus pasiones, errores, envidias…

Su autora ha sabido retratar no solo la época española de la guerra civil, y el antes y el después, sino también el alma humana con sus sentimientos y emociones, con una prosa muy correcta y sencilla que te lleva en volandas hasta el final y te deja un buen sabor.

Hay párrafos y páginas destacables, que describen de manera magistral situaciones terribles por las que pasa Carmen, que te hacen sentir su dolor, su impotencia, su rabia…, como si fuera uno mismo quien los sufre. Y personajes de una gran talla humana por su bondad y generosidad, otros viles y egoístas, y todos ellos bien perfilados por Purificación Estarli.

He disfrutado leyendo esta novela y me permito recomendarla. Felicidades a la autora.